CÓMO
LIDIAR CON NIÑOS GROSEROS Y MALCRIADOS
Los niños que son
llamados malcriados o rudos suelen ser producto de una sociedad donde toda la
información, productos y media que los niños quieren y necesitan están
virtualmente al alcance de sus manos. Enseñar a tus niños sobre el trabajo duro
y la responsabilidad lo ayuda a aprender a apreciar el esfuerzo y respeto a
otros. Como padre, la insistencia constante sobre los modales apropiados e
instalar el valor de respeto hacia otros le muestra a tu hijo que ser malcriado
o rudo es simplemente inaceptable.
Instrucciones
1.-
Dale a tu hijo varias responsabilidades y tareas; preséntalas como
oportunidades para ganarse las cosas que quiera. Es más probable que tu hijo
aprecie sus juguetes, juegos y juguetes electrónicos si trabaja para ganárselos
por sí mismo. Una gráfica de tareas o usar un sistema de mesadas puede ayudar a
tu hijo a aprender que nada se gana sin esfuerzo.
2.- Alienta a tu hijo a tomar
responsabilidad por sus acciones sin crear excusas a otros padres, profesores u
otros figuras de autoridad por el comportamiento de tu hijo. Al crear excusas,
le permites a tu hijo a exhibir continuamente el mismo comportamiento rudo y
malcriado. En lugar de eso, permítele segar naturalmente las consecuencias de
sus acciones para aprender que solo él es responsable de las reacciones de su
comportamiento.
3.-
Comunica a tu hijo la
importancia de defender su autoestima basándose en sus talentos, intereses y
creencias, en lugar de las cosas que le pertenecen y que gana. Establece un
buen ejemplo en tu hogar al ponerle bajo valor a las cosas y más alto valor al
autoestima. Ayuda a tu hijo a reconocer su autoestima al hablarle de las cosas
en las que es bueno y de sus mejores cualidades.
4.-
Presenta reglas de comportamiento
consistentes y mantén una actitud de cero tolerancias hacia el comportamiento
rudo o malcriado. Es vital que te mantengas consistente.
5.- Ofrece una opinión positiva cuando tu hijo actúe de forma menos ruda
o malcriada. Sé específico con tu elogio para que tu hijo pueda reconocer el
cambio de actitud y comportamiento. Concentrarse en los puntos negativos del
comportamiento de tu hijo usualmente genera resentimiento y una disposición
incluso más maleada. Dale opiniones frecuentes para que tu hijo cree asociaciones
positivas entre el comportamiento apropiado y tu reacción.
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